Mat 6:1-18 “(1) Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres,
para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro
Padre que está en los cielos. (2) Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de
ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser
alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. (3) Mas cuando tú des
limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, (4) para que sea tu
limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Jesús y la oración
(5) Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman
el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser
vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. (6) Mas tú, cuando ores,
entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto;
y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. (7) Y orando, no uséis
vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán
oídos. (8) No os hagáis, pues,
semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad,
antes que vosotros le pidáis. (9) Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los
cielos, santificado sea tu nombre.
(10)
Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el
cielo, así también en la tierra. (11) El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. (12) Y perdónanos nuestras
deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. (13) Y no nos metas en
tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la
gloria, por todos los siglos. Amén.
(14)
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas,
os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; (15) más si no perdonáis a
los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
Jesús y el ayuno
(16) Cuando ayunéis, no
seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para
mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su
recompensa. (17) Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, (18) para no mostrar a los
hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en
lo secreto te recompensará en público.”