El versículo de este día está incompleto sin los tres versículos que le siguen, y por eso los citamos aquí: “Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes, y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas; para que sean vuestros días, y los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová juró a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra”.
Estos textos destacan el importante lugar que la Palabra de Dios debe tener en las vidas de Su pueblo. Cuando se cumplen estas condiciones, los creyentes experimentarán los días de los cielos sobre la tierra.
Primero debemos memorizar la Palabra, o como dice el texto, ponerla en nuestro corazón y alma. El hombre que aprende de memoria grandes porciones de las Escrituras enriquece su propia vida y aumenta su potencial para bendecir a los demás, si es consecuente con lo que memoriza.
La Palabra debe estar ligada a nuestras manos y frentes. Esto no significa que debemos usar filacterias, como algunos suponen, sino más bien que nuestras acciones (manos) y deseos (ojos) deben estar bajo el Señorío de Cristo.
La Palabra de Dios debe ser el tema central de conversación en el hogar. Además, cada hogar debe tener un altar familiar, cuando las Escrituras se leen diariamente y la familia ora unida; nadie puede medir la influencia santificante de la Biblia en un hogar así.
Esta misma Palabra debe ocuparnos cuando vamos por el camino, cuando nos acostamos y al levantarnos. En otras palabras, las Escrituras deben llegar a ser una parte tan importante de nuestras vidas que moldeen nuestra conversación dondequiera que estemos y cualquier cosa que hagamos. Debemos hablar en el lenguaje de la Biblia.
¿Tenemos que escribir estos versículos en los postes de nuestra casa y en nuestras puertas? ¡Buena idea! Muchos hogares cristianos tienen escrito en las puertas de entrada Josué 24:15: “Pero yo y mi casa serviremos al Señor”. Hay muchísimas casas que tienen textos de la Escritura colgando de las paredes en el interior.
Cuando damos a las Santas Escrituras el lugar apropiado en nuestra vida, no solamente nos ahorramos horas desperdiciadas de charla trivial, sino que nos ocupamos con los temas que realmente importan, los que son de consecuencia eterna, y mantenemos una atmósfera cristiana en nuestros hogares.
William MacDonald
De día en día ("Editorial Discípulo")