Después que se convirtió Saulo de Tarso, las iglesias de Judea oyeron que este archi-perseguidor de la fe cristiana se había vuelto un ardiente predicador y defensor de la fe. Éste resultó ser un cambio notable.
En tiempos más recientes, ha habido incidentes espectaculares donde los hombres han cambiado radicalmente de modo similar al de Pablo.
Lord Littleton y Gilbert West decidieron en común derribar la fe de aquellos que defendían la Biblia. Littleton refutaría los datos de la conversión de Saulo, mientras que West probaría de manera contundente que la resurrección de Cristo era tan sólo un mito. “Ambos reconocieron que no sabían mucho de la historia bíblica, pero decidieron: “Vamos a ser honestos, debemos al menos estudiar la evidencia. A menudo conversaban durante su trabajo sobre los temas que traían entre manos. En una de estas conversaciones Littleton le abrió el corazón a su amigo y confesó que comenzaba a sentir que había algo en los relatos”. El otro replicó que había sido sacudido por los resultados de su estudio. Finalmente, cuando los libros estuvieron terminados, se reunieron los dos autores y encontraron que cada uno de ellos, en lugar de escribir en contra, habían producido libros a favor de los temas que se habían propuesto ridiculizar. Estuvieron de acuerdo en que después de investigar toda la evidencia como expertos legales, no podían honestamente sino aceptar que el registro bíblico establecía como ciertos ambos temas” (Frederick P. Wood). El libro de Lord Littleton llevó por título La Conversión de San Pablo y el de West La Resurrección de Jesucristo.
El incrédulo Robert C. Ingersoll desafió a Lew Wallace, un agnóstico a escribir un libro que mostrara la falsedad del registro con respecto a Jesucristo. Wallace empleó años investigando el tema, con gran pesar de su esposa, que era metodista. Comenzó a escribir, y cuando había terminado casi cuatro capítulos, se dio cuenta de que los registros referidos a Jesucristo eran ciertos. Cayó sobre sus rodillas en arrepentimiento y confió en Cristo como Señor y Salvador. Más tarde escribió el libro Ben Hur, donde presenta a Cristo como el divino Hijo de Dios.
Frank Morison deseaba escribir una historia con relación a Cristo, pero ya que no creía en los milagros, decidió limitarse a los siete días que conducían a la crucifixión. Sin embargo, a medida que estudiaba los registros bíblicos, extendió el tema hasta la resurrección. Convencido ahora de que Cristo había resucitado verdaderamente, le recibió como su Salvador y escribió el libro ¿Quién Movió la Piedra? cuyo primer capítulo se titula El Libro que se Negó a Dejarse Escribir.
La Biblia es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos. Ella misma es su mejor confirmación. Aquellos que la atacan y ridiculizan deben afrontar la posibilidad de que algún día crean en ella y vengan a ser sus defensores más devotos.
William MacDonald
De día en día ("Editorial Discípulo")