Temor, división y recompensas



A quién se debe temer

Mateo 10:26-42  (26)  Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.  (27)  Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas.  (28)  Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.  (29)  ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.  (30)  Pues aun vuestros cabellos están todos contados.  (31)  Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.  (32)  A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.  (33)  Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.

Jesús, causa de división

(34)  No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.  (35)  Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra;  (36)  y los enemigos del hombre serán los de su casa.  (37)  El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;  (38)  y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.  (39)  El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.

Recompensas

(40)  El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.  (41)  El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá.  (42)  Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.”