Imágen tomada de Obrero Fiel |
Jesús sana a un leproso
Mateo 8:1-17 “(1) Cuando
descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente. (2) Y he aquí vino un leproso y se postró ante
él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. (3) Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra
desapareció. (4) Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino vé, muéstrate al sacerdote, y
presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos.
Jesús sana al siervo de un centurión
(5) Entrando
Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, (6) y diciendo: Señor, mi criado está postrado en
casa, paralítico, gravemente atormentado.
(7)
Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. (8) Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy
digno de que entres bajo mi techo; solamente dí la palabra, y mi criado
sanará. (9) Porque también yo soy hombre bajo autoridad,
y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Vé, y va; y al otro: Ven, y
viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. (10) Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los
que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel
he hallado tanta fe. (11) Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y
se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; (12) más los hijos del
reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir
de dientes. (13) Entonces
Jesús dijo al centurión: Vé, y como creíste, te sea
hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.
Jesús sana a la suegra de Pedro
(14) Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra
de éste postrada en cama, con fiebre. (15) Y tocó su
mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía. (16) Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos
endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los
enfermos; (17) para que se cumpliese lo dicho por el profeta
Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras
dolencias.”