Mat 5:17-32 “(17) No penséis que he
venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para
cumplir. (18) Porque
de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una
tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. (19) De manera que
cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a
los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera
que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. (20) Porque os digo que si
vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis
en el reino de los cielos.
Jesús y la ira
(21) Oísteis que fue dicho
a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. (22) Pero yo os digo que
cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y
cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y
cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. (23) Por tanto, si traes
tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, (24) deja allí tu ofrenda
delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven
y presenta tu ofrenda. (25) Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que
estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el
juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. (26) De cierto te digo que
no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.
Jesús y el adulterio
(27) Oísteis que fue
dicho: No cometerás adulterio. (28) Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para
codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. (29) Por tanto, si tu ojo
derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se
pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. (30) Y si tu mano derecha
te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda
uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
Jesús y el divorcio
(31) También fue dicho:
Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. (32) Pero yo os digo que
el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella
adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.”