Palabras de poder, encontramos aquí al menos dos mandatos y una afirmación importantísimas para nuestra vida como cristianos:
Primero: Confesar entre nosotros las ofensas como signo de arrepentimiento, para pedir ayuda, asumir las responsabilidades o consecuencias por lo que hayamos hecho, pero también para hacer mayor el compromiso de no volver ha hacerlo.
Segundo: Orar los unos por los otros, mostrando nuestra mansedumbre y amor al hacer propia la petición y clamar por la misma cosa, creyendo en la eficacia de la petición en acuerdo.
Ambas con el fin de que seamos sanados sea de nuestro cuerpo físico, moral o espiritualmente, que bello propósito.
Tercero: La afirmación de que la oración eficaz del justo puede mucho, definiendo a la oración como un arma poderosa con la ayuda del Espíritu Santo porque solo Él nos puede ayudar ha hacerla eficaz.